jueves, 2 de junio de 2016

Púnica (Álex García)

Aunque hacía tiempo que tenía este libro en mi haber, no fue hasta hace poco más de una semana que me decidí a leerlo. La historia tenía una pinta más que interesante, y lo es. 


SINOPSIS:
Mar Yam Sursar vive una vida feliz, integrada en las costumbres de Gades, colonia romana en Hispania a la que su familia emigró en busca de la prosperidad. 
Su vida experimentará un giro brusco hasta quedar casi exenta de ilusión y saturada de un odio hacia una Roma que no es capaz de percibir su declive republicano. 
La aparición del más intrépido y leal de los centuriones al servicio de Iulius Caesar obligará a la bella mujer a cuestionar buena parte de sus costumbres y creencias. 
El contraste entre la belleza y la rebeldía de la joven africana hará que se tambaleen los cimientos sobre los que Marcus Iunius Atellus, primus pilus del ejército romano, sustentó una vida carente de ilusión. Una existencia entregada a un sueño demasiado volátil llamado Roma.

* * * 

Antes que nada, voy a confesar que, aunque soy lectora ocasional de novela histórica, no todas las épocas me atraen por igual. Esto ya me provocaba un cierto recelo cuando oí hablar de esta novela, por dos razones: en primer lugar, si bien mi infancia estuvo plagada de películas de romanos del sábado por la tarde, no he leído, que yo recuerde, más que una novela ambientada en esa época (Sempre Libera, de Lucinda Gray). En segundo lugar, fui estudiante de letras en el bachillerato, y mi relación con el latín (y por extensión con el resto de la cultura romana, exceptuando el arte, que era una de mis asignaturas favoritas) fue, cuando menos, conflictiva. Supongo que eso me ha condicionado en cierto modo. Hay vivencias que dejan huella, jajaja...

Dicho esto, tengo que felicitar al autor por la exhaustiva labor de documentación que salta a la vista que lleva esta novela. En muchos momentos casi me he sentido transportada al antiguo Imperio Romano, con toda su grandeza y decadencia. Me ha sorprendido agradablemente el giro con el que arranca la historia de Mar Yam, abriendo ante el lector todo un mundo de incertidumbre y, por tanto, de posibilidades.
Lamentablemente, es un personaje con el que no he empatizado en absoluto. Diría que ni siquiera me cae bien. Su carácter es fuerte, es una mujer culta para su época y, sin embargo, su exagerado orgullo, su impulsividad y su lengua descontrolada la convierten en alguien inmaduro y estúpido hasta el límite de lo suicida. Es una kamikaze y no acabo de entender cómo nadie le corta la lengua o la despelleja viva por sus continuas faltas de respeto (y de cerebro).
En cuanto a Marcus, si bien a priori no es un dechado de virtudes, es un personaje acorde a su época, bastante coherente a mi parecer y con el que he conectado mejor que con ella, aunque en ocasiones he echado en falta algo más de firmeza por su parte, ya que ella, comportándose como una niña caprichosa, lo maneja como le da la gana. 
La historia de ambos parte de una intensa atracción que rápidamente desemboca en una relación amor-odio, dadas las diferencias entre ellos. La evolución es interesante, a pesar de que Mar Yam ha continuado sacándome de mis casillas casi todo el libro con sus rabietas y desconfianzas. El cambio de escenario con la entrada en escena de la capital del Imperio, con sus intrigas y todo un nuevo abanico de sorpresas y secretos por desvelar me ha gustado mucho también. Permite que con él, lleguen nuevos personajes que ayudan a crecer a los que ya conocíamos y a desarrollar todo su potencial. El final, si bien no me ha sorprendido especialmente, me ha parecido muy acorde con lo que la historia pedía. 
Es, en resumen, una historia diferente, original, con una documentación y ambientación especialmente trabajadas, con unos personajes complejos (aunque reitero que la protagonista femenina no me ha parecido muy coherente ni se ha ganado ni mi respeto ni mi simpatía, pero de todo hay en la viña del Señor...). En cuanto a la forma, me han sobrado muchos vocablos en latín, dada mi natural aversión hacia el mismo. Desde luego, puede considerarse, como dice el propio autor en las páginas finales, que todos esos nombres de partes de la casa, prendas de vestir, o lugares de la ciudad que hoy en día quizás ni existen, merecen ser nombrados en su lengua original, pero a mi parecer había otras muchas palabras que podrían haber sido utilizadas perfectamente en su versión traducida sin perder en absoluto su sentido ni su valor y, de paso, aligerando sustancialmente la lectura. Confieso que sobre todo al principio (no sé si porque abundaban más o porque luego ya me acostumbré y las notaba menos) me daba la sensación de estar leyendo mi diccionario de latín del instituto, y había fragmentos que me resultaban casi igual de farragosos de leer (y no porque no se entendieran, sino porque, a mi parecer, el ritmo se veía entorpecido).
Pienso que el equilibrio entre lo estético y lo práctico es algo subjetivo porque no todos tenemos los mismos gustos, pero a mí particularmente me gustan las tendencias un poco más depuradas. Por poner un ejemplo, los nombres de los dioses también figuran en latín, cuando todos los conocemos en su versión traducida. Y por cierto, me resultaba chocante tanta mención a los mismos y tanto ruego después de que la protagonista repitiera hasta la saciedad que no creía en ellos... En fin, una mujer compleja, sin duda. Un poco incongruente, pero compleja.
En cuanto a la parte erótica, en general está narrada con bastante gusto y un ritmo acertado. Me ha parecido intuir algunos guiños a novelas actuales (como un intento de propuesta de probar el rollo swinger, por poner un ejemplo) que me han sacado más de una sonrisa. Es otro aspecto en el que esta novela consigue sorprender.
Y con esto, creo que tenéis datos más que suficientes para valorar si puede captar vuestra atención. ¿O ya la habéis leído? ¡Ya me contaréis!

6 comentarios:

  1. Pues no lo he leido aun, y eso que lo tengo desde que salió a la venta. A ver si saco un hueco y puedo ponerme... ya te contaré.
    Besotes!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Genial, como siempre, me encantará saber tu opinión. Un besazo, preciosa!

      Eliminar
  2. Yo ya la leí hace tiempo y a mi me gustó. Estoy de acuerdo con Mar Yam, daban ganas de matarla a veces, pero ya me ha pasado alguna vez con algunas protagonistas ... el tema del latín no me supuso un problema, aunque yo también hice latín, no tengo ese trauma, el mío está en el inglés y las mates :-D Personalmente me gusta Alex porque siempre me sorprende ... no me da la sensación de que sus libros siguen una misma linea. Un abrazo Lucía

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu opinión, Maria Jesús. Es lo bonito de la diversidad, jejeje, a mí el inglés me encanta, pero el latín... No he leído nada más de Alex, pero igualmente me ha sorprendido con el tema y la época.
      Y ya que lo mencionas, sé que también tengo en mi haber alguna protagonista que dan ganas de abofetear... Jajaja... Aunque a veces no es fácil determinar por qué empatizamos con unas personas (o personajes) y con otras no. Besos!

      Eliminar
  3. Felicidades por tu opinión, Lucía. Permíteme que no esté de acuerdo con algunas cosas, pero en la variedad está el gusto, verdad? Sin embargo, te diré que hay una cosa que me encanta de esta entrada: la has analizado rigurosamente, su argumento, la documentación, los personajes, la manera de escribir de Alex, etc.
    Yo sí he leído más cosas de Alex. Bueno, he leído todo... jajajajaja. Y hay algo que me gusta especialmente: Si lees sus novelas por orden de creación, puedes apreciar perfectamente su evolución.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu opinión, Mary Ann. Por supuesto cada cual tiene sus gustos y manías, y es comprensible y respetable que no estemos de acuerdo (ya sea en parte o en todo). Un abrazo!

      Eliminar